METALITERATURA

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Rio arriba, Jorge Gavilán

10/21/2014 Entrevista

Nació en 1971 en Buenos Aires.Es licenciado en Letras y periodista (TEA). Se desempeña como docente universitario, terciario y secundario. Publicó textos académicos y expuso en ponencias sobre teoría literaria. Ha escrito reseñas de libros para la revista virtual El interpretador. Sus cuentos y poemas han sido incluidos en varias antologías .Río arriba, su primer libro de cuentos fue publicado en 2012, por editorial Simurg. La revista virtual Aquateca ha seleccionado un cuento inédito (La vuelta a casa) y lo ha publicado. Actualmente prepara un nuevo libro de cuentos.

La revista virtual Aquateca ha seleccionado un cuento inédito suyo para publicación, La vuelta a casa

Por:   Milanese Julia
 

Río arriba es el primer libro de cuentos de Jorge Gavilán y mi advertencia es que de él hay que hacer, al menos, dos lecturas. Una primera lectura para zambullirse correctamente en la trama única e individual de cada uno de los ocho cuentos. Y otra lectura posterior en la que, sin esfuerzo, cada una de las historias va acomodándose en la parte que le corresponde de la unidad del “libro”. Y esa unión global toma la forma de un gran sueño. Así como en “La noche del samurai”, segundo cuento de la antología, el narrador se da cuenta que hay un sueño que lucha contra otro, en todo Río arriba ocurre lo mismo: los relatos-sueños luchan entre sí, sin ganar protagonismo pero sí alcanzando y mezclando distintos niveles de fantasía.

Y aunque use el término “cuentos”, la verdad es que resulta difícil decir que lo que se encuentra en este libro son cuentos si lo que la palabra nos sugiere es una trama equilibrada con un conflicto y su respectivo clímax, porque cada una de las historias del libro esboza apenas una complicación -más sugerida que expresada- y otras veces una anécdota casi ausente. Lo central está más bien en cómo se desgranan esas anécdotas en las voces que las narran.

Los narradores son los principales protagonistas de cada historia. Sus perspectivas construyen, desde el inicio de los relatos, un factor de intranquilidad, de modo que el lector no está en ningún momento seguro de la verosimilitud pretendida de lo que está leyendo. Incluso algunos de los narradores no están seguros de su propia existencia ni de su individualidad. No están seguros ni siquiera de qué es lo que están contando, ¿un testimonio?, ¿un invento?, ¿un sueño? De relato a relato, entonces, se construye un libro onírico, fantástico, que está hecho con retazos de imágenes provenientes de intertextualidades diversas y que quedan flotando un buen tiempo en el aire. Hasta que las imágenes se alejan y espera, “sin palabras, el sueño.”

Ir Río arriba no es un fluir, si no lo contrario, es un ir en contra de la corriente, remontar al revés el natural desenvolvimiento de la vida. Por eso en la aldea perdida donde viven los No`A, se puede estar solos y juntos al mismo tiempo; por eso hombres y cuervos pueden compartir su sangre; o Polifemo añorar a Ulises; mientras hombres que no son nadie aparecen de ningún lado.

La literatura también es un sueño luchando contra otro. Y el mayor sueño, el de la vida, eso que parece ser real pero no puede ser más que una fantasía, se aclara leyendo.