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Ensayo clínico

7/25/2013 Interesante

¿Sobrevivir es una traición? Para Marcos, la voz que narra este Ensayo clínico,  sobrevivir a ciertas inclemencias del siglo XX ha sido un acto heroico, sobrevivir a otras, un estigma. 

Por:   Milanese Julia
 

Ensayo clínico

De Gustavo Kusminsky

Ediciones Simurg

2013

¿Sobrevivir es una traición? Para Marcos, la voz que narra este Ensayo clínico,  sobrevivir a ciertas inclemencias del siglo XX ha sido un acto heroico, sobrevivir a otras, un estigma. En esta narración, la supervivencia es una doble traición: una traición política y una traición familiar. Sin embargo, ninguna de las traiciones de esta vida, que la voz que narra recuerda en una letanía continua e imparable, es presentadas como pecado, sino como una consecuencia ineludible de la vida del hombre. Ineludible como la enfermedad, la muerte y la supervivencia. Como si un hombre que recordase lo hechos de su vida no pudiese juzgarlos, sino simplemente nombrarlos, en su cruda realidad, uno a uno, como se fueron dando. Y Marcos intenta, ensaya, una expiación continua del pasado.

“Insistían en que el pecado, entendido como tal es un concepto cristiano y que nosotros, en rigor de verdad debíamos pensar en transgresión” recuerda Marcos su aprendizaje de la Talmud en donde esa transgresión grave es la falta de exactitud en la cita. Justamente, es traicionar la cita lo único que le queda a Marcos, que en la bruma de cigarrillo del café San Bernardo recuerda citando mal. Si los verdaderos testigos son lo que no sobrevivieron, sobrevivir implica recordar mal. Sobrevivir a un hijo, es una traición. Sobrevivir a los centros de detención militar supone por todos una traición. Y al fin y al cabo, toda ficción es, de algún modo, una falta a la cita, una traición más que un invento.

De esta cita errónea que es la ficción nace una novela que-podría-haber-sido, con personajes fácilmente reconocibles, con los que uno se identifica inmediatamente. La novela construye una verosimilitud que enferma, que angustia, en la forma segmentada y fluida que pueden hilvanar la cavilación de una persona sentada en un bar de atmósfera irreal. No llega a tener la forma ordenada de una autobiografía, más bien de una revelación interrumpida a momentos por los cambios de temática que el pensamiento dicta a la mente distraída. La voz que narra no se preocupa por el orden de la historia, sino que despliega el recuerdo en su deriva, sus repeticiones y sus asociaciones absurdas. A lo largo de la novela, la narración explora una serie de intrincaciones que relacionan la voz, la música y el canto de las sirenas, con el equívoco, la mentira y la necesidad de expiar, más allá de toda pérdida, esa doble traición.

Gustavo Kusminsky nació en 1959, recibió distinciones en premios literarios en la década del ’90 y en 2003 publicó la novela Voz de mujer italiana. Además de escritor es médico, o visceversa, y ésta no es su primera novela protagonizada por un Marcos, ya aparecían dos Marcos distintos en Médanos/Premio de Narrativa Hispanoamericana (Mansalva, 2011) novela que desde el título juega con esa fina línea entre verdad e invención.

 

Julia Milanese