Sobre El diario inédito del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein

5/16/2017 De interes

por Fredy Yezzed, una propuesta audaz.

 
Por:   Abregú Ana

Ludwig Wittgenstein sería conocido por filósofo y lingüista, pero más por lo que algunos indican como doble personalidad, además era matemático; los que encuentran una torcedura en ser matemático y lingüista a la vez, como si fueran opuestos, dicen que Ludwig Wittgenstein trasmitió a sus obras la misma ambivalencia. Su obra más conocida, “Tractatus logico-philosophicus“, fue de gran influencia en su época, y a pesar que luego, con gran maestría se dedicó a contradecir aquellos conceptos en “Los cuadernos azul y  marrón”, nunca ha dejado de inspirar a escritores y movimientos intelectuales hasta el día de hoy; en los estudios clásicos de filosofía se llama a su primera posición, el primer Wittgenstein; su obra principal se compone de 7 capítulos, con una forma de numeración peculiar.

Estas características, así como sus formas que se dieron en determinar como aforismo, es la propuesta del escritor Fredy Yezzed, “El diario INÉDITO del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein”, cuyo formato gráfico conforma una mímesis de las formas que usaba el filósofo.

“Tractatus…” se desarrolla dentro de un diseño de estructura que parece seguir una organización matemática, a la cual el libro de Fredy Yezzed suscribe; indica el capítulo, con un número principal, luego desarrollará un aforismo o forma que lo imita, en donde la voz poética define estados de introspección, reflexiones, observaciones; por momentos peculiar en otros tipos de intromisión de la grafía o los glifos con que construye el sentido.

Tal como en “Tractatus…”, a la numeración de cada frase o forma poética, le sigue un número de identificación, que según su interpretación es parte de la idea del capítulo o de la naturaleza del mismo.

Al capítulo 1.,  le sigue el 1.1, luego el 1.11 hasta el 1.13; sorpresivamente aparece el 1.2. Por el momento parece una lógica numérica de proximidad, o de subversión, o identación extraña, sin serlo.

La relación no es tan directa. El análisis del capítulo 2, cuando aún no hemos entrado al contenido,  desdobla sus arcanos, llevando la numeración a un nivel más complejo, y sumando al uso caracteres que subvierten su interpretación.

Cita textual

Final del capítulo 1:

1.4       Lo meta-poético son las arañas que se comen a su madre.

 

Comienzo del capítulo 2:

 

2.         (Siempre me alegro de poder comenzar una nueva página)

            2.01      Todos llevamos una manzana podrida en la carne. Eso

comprueba que todos tenemos una poética negra. Una

forma oscura que se oculta detrás del día.

La numeración ha cambiado su forma, antes; 1.1, ahora 2.01, después de la indicación del capítulo, para luego entrar en el 2.02

 

2.02      De lo que el hombre se enamora es de la sombra de las

palabras. De su sombra al erguirse en la memoria

El subrayado es del autor.

Al terminar el ¿sub, sub, capítulo? Es una pregunta, no una afirmación:

            2.062    Miserables insectos * * *   *: eso somos en la Gran

                        Telaraña del Lenguaje.

La intervención de la grafía ofrece un panorama interpretativo inquietante, por momentos, pero no esconden su genealogía, el primer párrafo de Yezzed:

2.15      La manera de escribir es una especia de máscara tras de la cual el corazón hace las muecas que quiere.

Hace referencia al de Wittgenstein:

(23.1.15). La vida como aflicción. La vida interior como un misterio. Sin

oxígeno en Cambridge. En la vida desgraciada, y sin idea de lo desgraciada que era. Huir.

No poder huir.

La manera de escribir es una especie de máscara tras de las que el corazón hace las muecas que quiere.

L.W., Movimientos del pensar. Diarios 1930-1932/ 1936-1937, 18.10.30

Yezzed incorpora el uso de tachaduras, subrayados, bastardilla y el cambio de la conjunción y, por el símbolo ampersand, funciona como una cuña que propone un sentido lúdico y fónico, tanto se puede leer como “i”, como “and” que es el uso matemático o una clave de sol, como si iniciara una partitura.

Mientras, como en Wittgenstein, el desarrollo de cuestiones ontológicas trata sobre diversos aspectos, sobre todo del lenguaje mismo, de sus elementos, de los caracteres, de signos que no pertenecen a la ortografía, como el subrayado o la tachadura.

La enumeración me remite también al tipo de organización de los salmos o párrafos bíblicos una forma aparentemente práctica de referirse a determinados enunciados con el objeto de revelar un aspecto declarativo que se diferencian de la estrategia discursiva de la poesía, como si fueran de una categoría específica, más allá del lenguaje, una forma de revelarse contra la forma escrita, usual, del género; mientras la poesía abre sus espacios, la enumeración parece acotarlos, clasificarlos, como si la rebeldía del ampersand (&), y demás elementos distintivos, pretendiera anclar a la hoja lo que escapa de ella.

            3.         Si existes, Dios, es porque te nombro. Si existes, amor, es

                        porque te callo.

Muy propio de la filosofía de Wittgenstein, tomar elementos de la religión, objetivarlos como elementos del lenguaje, donde se lleva al límite el peso de la palabra y subvierte su relevancia con lo que sólo puede ser mostrado.

Cito a Wittgenstein: Las palabras individuales nombran objetos. Las proposiciones son combinaciones de tales nombres.

 

Luego, la forma de introducir nombres con el uso de la inicial, M. (Marguerite) , W. (Wittgenstein), como si se tratara de casos policiales, de sujetos de investigación; y la intervención del (ampersand) &, un formato de cartel o marquesina de asociación comercial.

4.0031  Un W. adentro & otro W. afuera. Uno que pronuncia la

palabra campo & otro que aspira la palabra abismo. Uno

que siente la ternura de un niño & otro que piensa en las

flaquezas de una mujer sola. Como la flor que resiste el

peso del cielo, uno & otro arquean sus tallos…para no

dejar caer a Dios.

Luego, tal como en Wittgenstein, a cada capítulos podemos organizarlo

El capítulo 1, trata sobre lenguaje, la poesía, o la no poesía, la intención de no dejarse etiquetar.

El capítulo 2, el hombre y su relación con el lenguaje; el 3, la complejidad de  la relación con el inspirador de esta obra, el mismo Wittgesttein; el 4 la injerencia apócrifamente mística:

4.019    Ha llegado Dios en el tren de las 5:15

Especial referencia a una anécdota de Jonh Maynard Keynes, cuando ya “Tractatus…” era famosa y muy considerada por la elite intelectual de la época, que fue a recibir a Wittgeinstein al tren y escribió en una carta a su esposa: “Bueno, Dios ha llegado. Me reuní con él en el tren de las 5:15”

En el capítulo 5, la infancia; el 6, la madurez, el 7, sobre lo inaprensible del lenguaje, la página casi en blanco, una única frase, se esfuma el convenio numérico, como si se hubiera desatado el sentido.

7

De lo que no se puede hablar hay que callar.

Heidegger, la primacía del lenguaje, el lenguaje enuncia, con el lenguaje de hace silencio. También de “Tractatus…”

El diario inédito de Wittgenstein, las dimensiones, connotaciones y conceptos, el metatexto y la complejas referencias filosóficas adhieren a una intención por momento lúdicas, por momentos homéricas en el sentido del recorrido y la apropiación; por el viaje hacia las interioridades de una poesía que no se deja sujetar por convenciones o que las usa precisamente para dar cuenta de la imposibilidad contenerla, de ilimitados sentidos, este librito, pequeño o si se quiere breve, pero inmenso, me pareció una propuesta impactante y provocativa.

 

Fredy Yezzed. Bogotá, Colombia, 1979. Poeta, escritor. Entre sus obras se encuentra “Párrafos del aire”, “La sal de la locura”, (Premio Nacional de Poesía Macedonio Fernández, Buenos Aires, 2010; Editorial Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2014)

Desde 2008 se radicó en Buenos Aires donde reside actualmente.