Vanguardia literaria, Dos días imperfectos

1/25/2018 De interes

Es difícil hablar de vanguardias en la literatura actual, sobre todo cuando los temas propios de nuestro país cobran un sentido de universalidad, atravesados por la compulsión de la política y la historia; cuando el replanteo de las tipificaciones literarias revelan una aparente ineficacia en la estructura singular de representación de la realidad. 

 
Por:   Abregú Ana

El origen de estas reflexiones es la lectura del libro de Dante Avaro, con su libro “DOS DÍAS IMPERFECTOS. Porque con uno solo nunca alcanza”; en el que establece un punto de contacto, previo aviso, entre prólogo y Proemio, sobre sus preocupación en temas que podrían considerarse de  vanguardia global, el ensayo social-político, atravesado por el sentido lúdico, biográfico, testimonial que abre su significado a una exposición inabarcable de la historia de la estupidez, en su concepto ontológico, en su alcance literal, en el motivacional, aprovechando las genealogías del término que cuenta con una pluralidad de voces y referentes literarios importantes –Mathijs van Boxel, Carlo Maria Cipolla, Paul Tabori, etc.-, o la variante, el término imbécil, -Oliviero Di Pino -, que conviven con dialécticas tan diversas como Sartre, Rousseau, Hegel, entre muchas otras voces.

La política y sus efectos en la actualidad, sometidas al recurso de la intertextualidad como operación activa establecen en esta escritura un conjunto explícito entre experiencia de la realidad contingente de nuestro país y el entrecruzamiento entre discursos en los que la cuestión de la verdad es interpelada por actos que producen un disturbio en el sentido, más que en eficacia de la palabra o en efectos consecuentes con los sucesos.

Este texto se abre a un abanico de experiencias que se acercan y alejan, a la vez, de relaciones entre límites literarios, relato, ensayo, relato histórico; dan cuenta de la perplejidad con que el narrador establece el proceso íntimo de una voz atravesada por la incesancia de explicarse una realidad que no admite moldes, y eventualmente utilizará esa anarquía para enfocarse en un formato en el que reflejar las paradojas de situaciones y desopilante acción política de Argentina, se convierte en un efecto paradójico: disolver el sarcasmo y lo real, volviendo irreconocible el uno del otro; y en ese movimiento, el discurso se reflecta como un espejo en algunos textos como signo de resistencia.

Escrita en fragmentos, explicita la forma en que el poder político, “impone su manera de contar la realidad…” (Piglia, Respiración Artificial), y se nutre de ella para mostrar las dos caras, la que se interpreta, la que se dice, los efectos y consecuencias, una desarmonía.

Por momentos articula un lenguaje neutro, artificial, en que el uso del pronombre tu pareciera adherir a una práctica tipificada como europea –Joyce, Becket, Mallarmé-; en principio porque ningún ensayo puede tener la desfachatez de denunciar en su título “Dos días…”, que además transcurren en junio e indicar que con uno sólo no alcanza, como estableciendo un diálogo con la monumental obra de James Joyce, Ulises,  que transcurre en  un día de junio; día que ya se ha convertido en sustantivo, Bloomsday, novela que bien podría leerse como ensayos de recursos narrativos; mientras los ensayos de Dante Avaro podrían leerse como relatos o narrativa con recursos de ensayo; luego la inmanencia sin transcurso de la espera, en la “esperando a Godot”, de Becket, esa expectación y exploración en el discurso, elementos que reflejan una realidad y que a pesar de reconocerla caerá en abismo y ausencia; adherir a la ruptura de un ritmo y resonancia que propone con la enunciación del género: Ensayo; con elasticidad sobre la sonoridad de las voces,  no sólo de autores, críticos, sino de la gente, de las protestas, del viento; el Simún que llega desde el primer capítulo del libro y resuena hasta el último, Adenda, apéndice.

Y pese a los diferentes referentes, tanto literarios, como geográficos, hay una universalidad jugada en el ejercicio de citar, de la tensión entre los procesos políticos que se miran a sí mismos, en la reacción de la sociedad y sus excusas o argumentos; Dante Avaro despliega su escritura disolviendo el aspecto de identificación para avanzar en el campo minado de la literatura actual, tan aglutinada a la tecnología, tan guiada por el facilismo de un mundo inmerso en redes sociales, “DOS DÍAS IMPERFECTOS. Porque uno sólo no alcanza”, neutraliza  con soltura esa invasión, establece sus propios arcanos con una propuesta que no se deja encapsular en normativas de discurso político o literario, ni de elemento de filosofía; este texto va en relación inversa, en tanto orientación filosófica no intenta calzar la realidad entre citas, historia, textos clásicos, textos actuales, falsedades o trascendidos, sino que la interpela.

Dante Avaro ha montado este artefacto en apariencia convencional de ensayo, para dar cuenta de una realidad que ya no parece poder ser explicada en término de verdad, sino establece un sistema de pistas, de sucesos, velando respuestas que se parecen más a una demanda, una señal, un pedido de auxilio, que una reflexión.

La realidad política en Argentina se pliega en argumento reflejos, en duplicados, que determinan una interpretación y la opuesta también.

Dante Avaro expone el asedio de la política como un mecanismo que intenta la prescripción de la verdad, para dar espacio  a la estrategia, en cualquier caso, la palabra como arma de defensa y ataque con la apariencia de operatividad social.

Disfruté cada proposición de este texto, escrito con escueta sobredosis de recursos, de matices, un territorio de voces plurales explotadas con  gran ingenio.

Dante Avaro, Cordobés, investigador, filósofo, economista. Editorial Nueva Generación.

 

Ana Abregú.

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