Sobre las jornadas Julio Cortázar |
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La literatura, como expresaron Noé Jitrik y Roberto Ferro en el cierre de las tan enriquecedoras Jornadas Julio Cortázar en el museo Malba, es nada menos que una resistencia; la posibilidad de revisar los avatares de una pluma siniestra desde las humanidades, desde las letras, reuniendo -para esto, y para seguir generando conocimiento- a tan distinguidas personalidades de la intelectualidad Argentina que conmueven las universidades e instituciones de investigación de conocimiento y reflexión, a los que dedicaron su vida a pensar y revisar críticamente las narraciones que interpelan la vida y el arte. La lectura, las lecturas, son siempre cimiento que trastoca el espectro de lo posible alterando, integrando y ampliando la posibilidad de multiplicar el pensamiento crítico, desmantelando las certezas que amenazan los sistemas que buscan estandarizar el conocimiento y allanar el camino a políticas que devasten los derechos de los profesionales que trabajan y enriquecen las instituciones educativas más prestigiosas de nuestro país. Ante una biblioteca colmada de personas que decidieron dedicar su tiempo a releer junto con los disertantes algunas hebras de la obra de Cortazar, se celebró en el Malba, que abrió sus puertas nuevamente para recibirnos, un encuentro no solo de teóricos, investigadores y críticos sino también una reformulación, un intento de interpelar, y por qué no de interpretar o intentar intervenir, en el espacio y el tiempo, en esta época tan particular de confrontación y descuido, de vacíos y antesalas que auguran un porvenir incierto. Traspasados todos por un interés común se multiplicaron, ante la escucha de las ponencias y los aportes e intercambios de y con los espectadores, las perspectivas de análisis de una obra abundante y heterogénea encarada, conjugada, re-construida desde diversas aristas que reconfortaron los sentidos mostrando la infinita semántica que permite la lectura de una obra tan productiva junto a un equipo de profesionales que, incansables, no dejan de saber que la lectura crítica es, además, un abismo intangible que emana y multiplica los cruces que la conforman alienando los engranajes que subyacen a su hálito de existencia. Los cruces, los encuentros y desencuentros entre los trabajos presentados, los vínculos que sin premeditación colmaron la atmósfera discursiva dejaron en claro que no hay límites a la hora de orientar un recurso en función de la construcción de saberes, del intercambio de pensamiento y la libre exposición del trabajo que conjuga imaginación, investigación y formación académica. La enorme calidad y calidez, la elocuencia y la buena predisposición de los disertantes abrieron nuevas y renovadas lecturas posibles en torno a problemáticas variadas que dieron cuenta de la intensa actividad promovida, sugerida y amenazada, por la escritura cortazariana ante un público ávido de notas y cuestionamientos constructivos que hicieron, de las jornadas, un espacio de libertad, regocijo y enorme pasión de la mano de un escritor emblemático y comprometido como Julio Cortázar. Fue un placer y un honor enorme formar parte de esta resistencia junto a un equipo de coordinación atento, comprometido y ocupado que, sin caminar las calles ni hacer grandes ruidos, sigue pensando que pensar, compartir y expresar es la forma de construir un país mejor.
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