METALITERATURA

Beca Creación 2021. Fondo Nacional de las Artes 2021.



Desde la pérdida

9/28/2023 Miscelanea
Por:   Maria Claudia Otsubo
 

(¿estaré escribiendo un libro para formularle a mi amigo todas esas preguntas que no tuve tiempo de formularle por teléfono?)

Hélène Cixious

 

Para alcanzar la Eternidad por los Astros hay que estar en su última mudanza

Auguste Blanqui

 

 

La mañana en que se me informó de la muerte de Roberto quedé devastada. Por horas, caminé alrededor de mis propios pasos. Luego en un impulso, me obligué a salir, a dejar un paquete, un compromiso de nula urgencia, que me permitiera deambular bajo el sol de septiembre. En la caminata de regreso, busqué un rincón apartado en las escalinatas de la Biblioteca Nacional, que se derraman sobre la calle Austria, y me senté a llorar.

No he dejado de llorar desde que recibí la noticia.

¿Ahora qué voy a hacer?, murmuraba desde la orfandad en la que me dejaba su ausencia.

Más tarde regresé a casa, los ojos nublados de nostalgia y tristeza y entonces, me senté en mi mesa de trabajo, incapaz de hacer otra cosa que bucear sus rastros en mi computadora.

Abrí luego el correo electrónico, como si la certeza del intercambio cotidiano entre ambos desmintiera otra posibilidad.

Allí en primer lugar estaba el mensaje con el adjunto que le envié ayer. La última crónica compartida: “Mi encuentro con la Simona”, sobre la novela Les Mandarins, de Simone de Beauvoir.

Nunca supe si la llegó a leer.

Como estábamos atravesando las Jornadas sobre Vanguardias Latinoamericanas, Roberto tenía unos días ajetreados. Había planificado encontrarme con él esta tarde, 28 de setiembre, y ya habíamos coordinado, incluso, nuestra clase semanal trasladada para mañana viernes después de almuerzo.

Los timbres del calendario vibran en mi teléfono sin saber que ya ninguno de esos recordatorios tiene sentido.

Hoy enfrento el vacío y ante eso, solo puedo escribir, porque, y como él me escribió una vez “los que lidiamos con las palabras sabemos que a veces son insuficientes”.

Hoy lo son.

Tenía tanto para decirle y él tanto para enseñarme.

Por eso, además de estas líneas que se me antojan una suerte de prólogo a lo que va a venir, busqué el historial de nuestras idas y venidas por correo.

El primero intercambio se remonta al 15 de junio del 2012 y la continuidad no cesa hasta ayer, 27 de septiembre 2023. Más de once años de intensa conversación epistolar, de seguimiento amoroso de nuestros tránsitos no solo por la escritura, también por aquellas cuestiones personales que no escapaban en nuestras citas presenciales.

Una suerte de intensa y productiva amistad que fue madurando a medida que pasaron los años.

Porque no solo Roberto fue mi más lector.

A medida que nos fuimos conociendo más, tuve el privilegio de que me confiara mucho de sus textos. Aquel primero que reunía sus poesías en Trazos (1977)[1] y que me enviaría por correo al poco tiempo de comenzar a trabajar juntos. Muchos años después, en noviembre del 2022, cuarenta y cinco años después de su publicación, recuerdo la tarde en que me regaló una de las ediciones que aún guardaba consigo, una bellísima publicación de Botella al Mar. Así me escribió en el final de la dedicatoria: “…por eso en la misma dirección de mis novelas, creo que la escritura retiene imágenes y las custodia. Ahí está MCO para testimoniarlo”.

Más tarde llegaría el anticipo de algunos prólogos, como el de para Textos y mundos[2]; un artículo inédito de Cortázar “Los autonautas de la cosmopista de Julio Cortázar y Carol Dunlop”, que se publicará luego con algunas variaciones en el libro de Roberto: Julio Cortázar, Un nómada de otras orillas.[3]. También tuve entre mis manos el anticipo de Los Borradores de Macedonio[4] y luego cada una de las novelas de la saga que tiene como protagonista a Jorge Cáceres. A eso iba sumando los PDF de sus libros ya publicados, como, por ejemplo: ONETTI/LA FUNDACIÓN IMAGINADA. La parodia del autor en la saga de Santa María[5], solo por nombrar alguno.

Evoco estos envíos y regalos generosos sabiendo que olvido mucho más: textos, apuntes, otros ensayos guardados como un tesoro en mi computadora.

 

 

Hoy escribo porque no puedo hacer otra cosa.

Como Hélène Cixious escribo. Y la evocación vale porque no puedo dejar de recordar nuestras conversaciones sobre Hipersueño[6], el texto de la escritora francesa que Roberto no conocía y del que tanto hablamos luego de la partida de Noé.

Quedó tan seducido como yo por esa lectura.

En ese libro, Cixious se enfrenta a la certeza más irrefutable: la de la muerte.

Con Roberto compartimos la misma emoción ante esas líneas enhebradas para tramitar el duelo por la pérdida de un amigo, que es eso en definitiva de lo que trata el libro. El amigo es Jacques Derrida; la única manera de afrontar su pérdida para Cixious es escribiendo.

Hoy hago mías las palabras de la escritora francesa:

No podré pues nunca más llamar por teléfono a mi amigo y de ese modo huir en el acto del lugar donde me encuentro lo que podía hacer en todo momento, lo que hacía e hice […] Escribo estas líneas sobre la mesa frente a los volúmenes acostados a los que estoy tan apegada que todo el tiempo temo su desaparición, se pierde solamente lo irremplazable, me digo […] Sufro por todo lo que no ha sido pensado y en lo que solo mi amigo habría podido pensar. […]

 

“El tiempo presente consiste en su fugacidad impiadosa”, me escribió Roberto en la dedicatoria de Una tenue eternidad.[7]. Algunos años antes, al regalarme su libro sobre Jacques Derrida[8] había anotado: “La vida es un viaje, pero no cualquier viaje sino una caminata, un trayecto que se va haciendo paso a paso, y esa caminata no es cualquier camino, sino uno de pisadas…”.

Me dedicó una de sus novelas: Y tendrá tus ojos[9].

Compartí con él partidas y llegadas.

Me brindó espacios, me abrió puertas. Prologó mis libros.

Su presencia fue más que necesaria en la presentación de Leer levantando la cabeza.

Roberto fue mi mejor profesor, querido y respetado.

Hoy lo lloro y escribo, porque además he perdido un amigo.



[1] Ferro Roberto, Trazos. Ediciones Botella al mar, Bs.As. 1977

[2] Ferro Roberto, Textos y mundos, Universidad de Guanajuato, Guanajuato: 2015

[3] Ferro Roberto, Julio Cortázar. Un nómada de otras orillas. V.Stefanovsky Editores. Bs. As.: 2018.

[4] Ferro, Roberto. Los borradores de Macedonio (Una novela casi sin final). V.Stefanovsky Editores, Bs. As.: 2016.

[5] Ferro Roberto. Onetti/la fundación imaginada. La parodia del autor en la saga de Santa María. Ed. Corregidor. Bs. As.: 2011.

[6] Cixious Hélène, Hipersueño, Interzona Ed., Bs.As.: 2021

[7] Ferro Roberto, Una tenue eternidad. Editado por Metaliteratura. Bs.As.: abril 2023

[8] Ferro, Roberto. Derrida, el largo trazo del último adiós. Ed. Quadrata. Bs. As.: 2009

[9] Ferro, Roberto. Y tendrá tus ojos. Editado por Metaliteratura. Bs. As, junio 2019.

 

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