Prendido a las pelotas de un monarca
pletórico al batir: “José Luis Borges”,
un Tribilín afásico, un San Jorge
carente de zabiola pero garca,
inauguró un congreso de la lengua.
Venciendo al puercoespín Verga Llorosa
en obsecuencia regia y escamosa,
nuestro frígido cuis no tuvo mengua:
cargándose al pasar la concordancia,
su boca siempre occisa de una papa,
meó con gentilicios todo el mapa
de América en fatal extravagancia.
Vas a morir, chuleta, sin Congreso:
tu ojete conjugado por mil presos.
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