Algo se despierta adentro, mientras tus ojos duermen, sonidos lentos se escuchan claramente. Silencio me habla, me pide hablar, pensar lo que de día duerme, y la sinfonía errante de la noche, la desmesura de lo indecible, ahora renace en voces nuevas. Todo se aquieta y la turbulencia del espejo mío me refleja despiadada. Mis vorágines transgreden el descanso, la calma se agita adentro, mueca absurda de la nada que llora, frente a las llenas voces del descarnado beso en el oscuro papel apenas encendido que vela y no duerme hoy.
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