La búsqueda, el viaje

El libro de cuentos Hasta Dios en Camello de Mariel Pardo, es un libro de viajes y de búsqueda.

El viaje comienza con un abandono, un hecho que construye la búsqueda en un futuro; los personajes crecen con la fantasía de una vida que se desvió por la desaparición de alguien tan importante que marcó un instante, una fotografía, que se quedó en la memoria y deseos de alguien que inicia el viaje de la búsqueda, por años, en la intención, hasta que se concreta en este instante del relato.

Los relatos son como el arco de un círculo que va a intentar llegar al comienzo, mediante el encuentro.

A su vez, los propios relatos emprenden su propio viaje, ya que las búsquedas llevarán a los personajes a países lejanos, Moscú, París, Doha, Londres, Río de Janeiro, Dubai, Roma, San Petersburgo, San Francisco, el sueño del buen turista, relatos que terminan en Buenos Aires.

Con el ritmo de un viajero que está viviendo en un escenario de postal que contrasta con la espesura de emociones del que busca.

Personajes que manifiestas las ausencias como agujeros en la construcción de la identidad, que va desde objetos que forman un sistema doméstico de recuerdos y alusiones personales, hasta el mapa territorial, trayecto que confluirá en una revelación.

Los textos de Mariel Pardo, como en su primer libro, El Felpudo y otros cuentos, llevan su sello de narración como en deriva  importunada por el derrotero de la cotidianeidad que se ve afectada por los imprevistos, los encuentros, las suposiciones.

En el desvío de las ausencias que la búsqueda pretende conjurar, habrá un comienzo, algo parece emprender cuando se inicia la deserción, el abandono, y lo que se forma es la estela de suposiciones con que se construyen el afán que provoca la suspensión del contacto con las posibles formas de relación entre la vida que se deja de vivir y la vida del ansia con el encuentro.

A veces mordaz en las resoluciones, estos relatos nos dejan con la reflexión sobre el anhelo que crece con las expectativas, el juego que la memoria y la reposición de historias que nos siembran esas ausencias.

También es un viaje del relato, los encuentros o desencuentros ocurren en un escenario externo, donde las inseguridades se apoyan en la percepción de la novedad geográfica, como frágil marco de contención; el otro eligió alejarse lo suficiente como para volverse realmente extraño.

La identidad inconclusa parece el efecto que se quiere equilibrar, a cambio, lo cotidiano, bajo la refracción del enfrentamiento, emerge de la óptica de gran angular que ofrece el paisaje exótico hasta volver a la realidad de Buenos Aires, donde el comienzo, en el que alguien se marcha, parece cerrar el círculo, no sólo del relato, sino de todo el libro, del viaje de los textos, aquel momento donde va a comenzar la larga línea de vida en la que se construirá la próxima búsqueda.