...sobre la obra de dos escritores ineludibles de la literatura argentina y latinoamericana, poéticas a partir de las cuales tanto Mesa Gancedo como Ferro, con un gesto crítico, resisten la inercia lectora, los lugares comunes de la crítica literaria y la lógica del mercado editorial o el "supermercado" como dice Julio Cortázar.
La transgenericidad y la mortificación de los géneros literarios fue la operación crítica que Ferro y Mesa Gancedo propusieron para articular la escritura de Julio Cortázar y Ricardo Piglia. La declaración crítica y poética de Cortázar, en 1947, sobre la desaparición de los límites de los géneros, como la figura de escritor que construye Piglia -cuya apuesta a la irrupción del ensayo crítico en la ficción disloca la retórica impuesta por Rayuela, como señala Luis Gusmán- resonaron en el conversatorio.
La alusión metafórica entre Gardel y Cortázar, que mencionó Mesa Gancedo, la de "después de muerto, escribe mejor" o textos "más complejos", sustentada en la aparición post mortem de La teoría del túnel e Imagen de John Keats, la insistencia de Cortázar en la escritura poética -tanto en verso como en prosa- y la construcción de un proyecto literario con diversas velocidades que anticipa o cartografía críticamente la obra en curso o la por venir, fue la punta de lanza con la que los críticos deconstruyeron los lugares comunes de la crítica, la del "mal poeta" y la de la "ingenuidad política" en la vida y en la obra de Julio Cortázar. El señalamiento de Mesa Gancedo sobre el texto de sonetos, firmado con el seudónimo de Julio Denis, Presencia, en el que ya puede leerse la idea de una "trascendencia no religiosa", la "toma de riesgos" de Cortázar que señala Ferro, tanto en su política editorial, en textos como Policrítica en la hora de los chacales o en la modalidad de entrevista que le impone a la revista Life, son algunas de las operaciones cortazarianas que disuelven esos estereotipos críticos y la marginalidad de su obra poética.
La ciudad ausente invocó a los fantasmas. No hay Renzi sin Piglia, ni Piglia sin Renzi y también una historia de escritores imaginarios en la que está "David" Viñas, en la que se cuelan Macedonio y Cortázar y replica el gesto de Piglia de homenajear y releer a Cortázar, en los noventa.
La fuerte figura del "escritor por oposición" y la figuración de maquinarias o "criaturas artificiales" de lectura y escritura, en la poética pigliana, y la articulación de una serie sobre la obra publicada y la aparición de los textos de Piglia en España, coincidente con la de Vila Matas y Bolaño, dieron cuenta de lo cruces que se producen en el espacio literario y en la puesta en escritura de una lengua literaria. Rastrear los indicios de lectura de la obra de Cortázar en los textos de Piglia y medir el amperímetro cortazariano, fueron las maniobras que permitieron configurar cánones y contra-cánones en el campo literario latinoamericano y también lanzar la provocación de seguir leyendo a Cortázar, a Piglia y a uno a través del otro y viceversa.
Jornadas Cortázar en Malba, De la intensidad día 2, por María Claudia Otsubo
Jornadas Julio Cortázar en Malba, De la intensidad, día 1 por María Claudia Otsubo
Cierre de Jornadas: Roberto Ferro, Noé Jitrik.
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