[Reflexiones sobre la teoría de conjuntos]
a la memoria de mi Caro Profe Roberto Ferro
Si tomamos en cuenta nuestra propia persona en su duración temporal, o sea desde el momento mismo del nacimiento hasta la muerte, como un elemento de un conjunto X (equis) al cual pertenecen todas las personas vivas en ese mismo periodo, que compartieron todo o parte de ese lapso de tiempo, podemos considerar que nuestra vida terrenal es la intersección de los conjuntos de aquellos que nos precedieron pero compartieron una parte del tiempo de vida con nosotros, y aquellos que nos sucedieron y vivirán después de nuestra partida.
También podríamos incluirnos en un sistema mayor, un conjunto o súper subconjunto o ¿híper conjunto? no sé cómo se llama, que incluya o en el cual esté incluido el conjunto A (nuestra persona humana) ∪ (unión) a B (el conjunto de aquellas personas que compartieron conmigo parte de mi tiempo terrenal) y todo esto inserto en un conjunto mayor C (de todas aquellas personas que compartieron o no mi periodo de vida terrenal pero tienen en común conmigo alguna afinidad o interés artístico o expresivo). Tenemos entonces un universo o familia extendida de amplio alcance, que nos permite infinitas posibilidades combinatorias.
En algunos casos, formamos parte de conjuntos de mayor afinidad. En otros, tenemos subconjuntos amorosos con aquellas personas o elementos que compartieron ese conjunto A∪B∪C, o sea aquellas personas (incluyéndome a mí) que compartieron o comparten mi periodo de vida terrenal y mis afinidades artísticas o expresivas. Ese conjunto, o unión de conjuntos, sería mi espacio vital de máxima calidad.
A ese conjunto pertenece mi Caro Profe Roberto Ferro.
Como conclusión, a este conjunto que nos tocó en suerte compartir, porque es este y solo este, mejor mirarlo con respeto, parece ser que es nuestra única oportunidad.
Buenos Aires, 28 de septiembre de 2023
Ana Abregú.
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