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PIZARNIK: DECIR POR AMOR AL SILENCIO

En 1963, Alejandra Pizarnik (Flora, como se llamaba en realidad o Bluma, apodo de cuando era una niña) se encontraba en París adonde fue buscando el tiempo perdido de los “años locos” o los “roaring 20s”. Volvería un año después, sin haber encontrado ese clima donde las reglas se transgredían a sabiendas, la creatividad brotaba de las esquinas, y la influencia de los movimientos como el surrealismo no podía dejar de notarse.

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