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Esteban Prado en las Jornadas de Libertella Lamborghini

12/2/2013 Entrevista

Esteban Prado es Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Junto a Esteban Quirós, es editor de Puente Aéreo Ediciones. En 2013, el Fondo Nacional de las Artes, le otorgó el segundo premio en la categoría Ensayo, por el libro Héctor Libertella, maestro de lecto-escritura. Esta entrevista se desarrolló en el marco de las Jornadas Libertella / Lamborghini organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras

Por:   Milanese Julia
 

Esteban Prado es Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Junto a Esteban Quirós, es editor de Puente Aéreo Ediciones. En 2013, el Fondo Nacional de las Artes, le otorgó el segundo premio en la categoría Ensayo, por el libro Héctor Libertella, maestro de lecto-escritura. Esta entrevista se desarrolló en el marco de las Jornadas Libertella / Lamborghini organizadas por el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras

 

  1. En las Jornadas Libertella / Lamborghini, tu ponencia se centró en la relación de Libertella como lector de Osvaldo Lamborghini. ¿Cómo es esa relación de lectura?

Lo que pienso es que Lamborghini abre una serie de frentes, sobre todo en los textos programáticos de Literal, en “La intriga”, en el texto sobre Macedonio, en alguna entrevista, que habilitan claves de lectura, de lectura en el sentido de matriz de lectura, modos de posicionarse frente a determinadas cuestiones -la relación de Argentina y Occidente, cierta idea de la tradición, cierto cruce de saberes y discursos- y me parece que lo que Libertella hace es retomarlo, posicionarse desde ahí para armar su lectura. El caso paradigmático podría ser La librería argentina, que parte de un epígrafe de Lamborghini en el que define a la Argentina como puro estilo y lengua.

Supongo que esta serie de posicionamientos serían compartidos y habrán sido dialogado entre ellos, no me interesa pensar quién le debe a quién, lo que sí me interesa remarcar es que desde Nueva escritura en Latinoamérica (1977) hasta Zettel (2008), Libertella se presenta recurrentemente como lector de Lamborghini, siempre lo trae a colación y lo rearma. Construye un “maestro”, un “super yo”, como lo piensa en la despedida que publica cuando Lamborghini muere, alguien con quien se mide y, al mismo tiempo, con quien dialoga.

En el juego de desdiferenciación y perfecta reversibilidad entre literatura, crítica y teoría, Libertella termina por asumir determinados rasgos del Lamborghini que construye en sus lecturas. En la ponencia me detuve aquí pero me parece que en el caso de Libertella esto no pasa sólo en su relación con Lamborghini, Libertella lee de un modo muy particular y arma un modo de pensar la literatura de este continente, en muchos casos esa es su característica, el modo en que lee. Al mismo tiempo que no se parece a nada, se parece a eso que él mismo construye en las lecturas de los otros, desde Sarduy y Lihn a Wittgestein y Agamben, pasando por el largo desfile de nombres propios que es la obra de Libertella.

  1. Algunos de los disertantes pusieron en duda una supuesta filiación entre los dos escritores. Por tu parte, debiste dejar afuera de tu ponencia un aspecto de esa relación. ¿Ves, entonces, una conexión real entre estas dos literaturas? ¿Qué aspecto dejaste afuera de tu trabajo?

Sin dudas hay una conexión. En el trabajo, sólo trabajé el modo en que Libertella lee a Lamborghini y lo que quedó afuera era un recorrido por diversos puntos de contacto entre sus obras, que lo tuve que detener porque proliferaba y se me iba de las manos. Me decís si hay una conexión real, yo te diría que sí. Si empezás a leer en paralelo, a poner en correlación, empieza a verse el vínculo pero te metés en un juego muy difícil en literatura, un juego en el que como siempre, no sabés muy bien dónde hacer un corte. Por otro lado, hay una clara disimetría entre uno y otro y tiene que ver con los treinta años que Libertella sobrevivió a Lamborghini y eso de nuevo complica las cosas, porque la conexión en muchos casos está en el modo en que Libertella sigue vinculando su obra a la de Lamborghini. Sin embargo, de lo que estoy seguro, es que comparten una especie de episteme común, una serie de supuestos compartidos que luego se convierten en cosas divergentes. Por dar un botón de muestra: considero que el “escribir con la boca cerrada” de Lamborghini y el “trasmitir, no comunicar” de Libertella, son más o menos lo mismo, un modo de concebir la literatura no transitivo que puede ligarse al lenguaje poético de los formalistas o al texto barthesiano. En ese sentido, son puntos de partida, supuestos compartidos por los dos que los llevan a lugares distintos: a Lamborghini, a la proliferación de la exasperación o viceversa, a Libertella, al silencio de su teatro quirúrgico, en que cada vez va dejando menos palabras y más blanco.

3) Justamente con la editorial de la que formas parte, puente aéreo, con base en Mar del Plata y Barcelona, publicaste recientemente ¡Marc! de Osvaldo Lamborghini. ¿Cómo surgió puente aéreo ediciones?

Puente Aéreo ediciones surgió durante el 2011, Esteban Quirós me convocó porque tenía un proyecto en mente y debe haber pensado que yo era el idóneo[1]. La idea era armar una editorial que prestara atención al cómic, a la historieta, a la novela gráfica pero también al ensayo, la narrativa, que precisamente no se definiera por ninguna de esas cosas, sino más bien por cierta heterodoxia que pudiese mezclarlo todo en un catálogo que iríamos armando con cuidado pero sin atarnos a nada. Así es que comenzamos con ¡Marc! de Lamborghini y Trigo y también con Sobre el rock de Martín Zariello y de esa manera, antes de este fin de año, seguimos con Mediopelo, una novela de terror de Matías Moscardi, en la que experimenta lo que en la costa ya se llama “terror sintáctico” y con una bestialidad de la que no voy a decir más que ILSA y PLUM.

4) ¿Por qué editar ¡Marc! hoy?

Hay muchos editores que dicen tener una editorial para publicar lo que a ellos les gustaría leer. Sin dudas es el caso de ¡Marc!, tenía tantas ganas de leerlo y de publicarlo, que me encerré una semana en la Biblioteca Nacional y fui extrayendo digitalmente cada una de las páginas de la revista ¡Top!. Sin embargo, me parece una obviedad decirlo, me parece que quedarme con eso sería no decir nada. Si repienso la pregunta, por qué editarlo hoy, lo primero que puedo hacer es revestirlo de cierta necesidad. Había que editar ¡Marc!, porque era de las pocas cosas de Lamborghini que todavía estaban fuera de circulación. Había que editarlo también en una editorial como la nuestra y desde Mar del Plata, por lo que agradezco la apuesta de Elvira. Por último, creo que lo editamos para poder contarle las co-damas a su autor.

(1)Secretamente creo que fue una estrategia suya para que siguiéramos siendo amigos, en el día a día. Después de quince años de amistad, Quirós se fue a Barcelona en 2010. Como siempre es un poco difícil mantener el contacto con las personas que están lejos, mantener lo espontáneo, Quirós tuvo una estrategia genial: me convenció de sacar adelante este proyecto y ahora hablamos semanalmente y compartimos una aventura increíble, así que aprovecho este espacio para agradecerle la complicidad.