Un policial de defraudaciones y estafas

Terra alta de Javier Cercas

Javier Cercas es un escritor del que aprecio algunas de sus obras como Soldados de Salamina, Anatomía de un instante, El impostor, entre otras, de ahí que ante el anuncio de que había abordado el género policial me dispuse a su lectura a partir de ese horizonte de expectativas.

 

El brutal asesinato de una pareja de ancianos en una localidad cercana a Barcelona, dueños de una empresa gráfica que ha extendido sus negocios a varios países, es el punto de partida de la novela de Javier Cercas, galardonada, como reza en su portada, con el Premio Planeta 2019. Los Adell eran los "dueños del pueblo" que da nombre al libro, la gran mayoría de sus habitantes depende de ellos y en sintonía los aman y los odian.

Al terminar la lectura me asedió un primer interrogante:

¿Los miembros del jurado que concedió el premio: Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen Posadas, Rosa Regàs y Belén López Celada, habían leído la novela?

Para responder me impuse un pequeño rodeo:

Dado que el lector de policiales es siempre, en mayor o menor medida, un experto que pone a prueba, frente a cada nuevo relato, un saber configurado por la biblioteca del género. La intuición, la capacidad de razonamiento y la audacia imaginativa con que elige su recorrido en la indagación que cada caso le propone, agregan al placer de la lectura, la tensión del desafío. El enigma, la simulación, el suspenso, las dilaciones, el secreto, responden a un régimen de reglas de juego que el lector y el texto comparten. Por lo tanto, los componentes distintivos del género están marcados por un alto grado de permanencia y estabilidad, que asegura el reconocimiento de los lectores, centrando la variación en el talento del escritor para producir una combinación sorprendente.

Tomando como referencia algunos de los autores más reconocidos del género policial en los últimos años, las novelas de Henning Mankell, Andrea Camillieri, Fred Vargas, Leonardo Padura, y los protagonistas de sus historias, Wallander, Montalbano, Adamsberg, y Conde; incluso yendo un poco más atrás, a la saga de Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, es decir a una selección muy próxima, pienso que esa duda es muy válida porque ¿cómo premiar esta novela a la que se le nota el apresuramiento y los costurones por todos lados?

Los personajes de la novela de Cercas son tan rígidos que compararlos con maniquíes sería hiperbólico; el yerno de las víctimas candidato a culpable cumple con su cometido rompiendo una de las reglas más habituales del género: el presunto culpable al comienzo, será un seguro inocente al final; Grau el gerente es un compendio de frialdad y cálculo, los compañeros de protagonista no se apartan de lo previsible. En cuando a Melchor Marín toda su composición reenvía a otra consigna de taller literario: los estereotipos pueden servir de punto de partida no de llegada.

Vuelvo a los miembros del jurado para recordar que Petros Márkaris , otro notable escritor de policiales ha dicho que Kostas Jaritos, un decepcionado policía ateniense lo habilita para hacer una representación crítica; en tanto lector de policiales la biblioteca asedia mi lectura, cómo digerir, entonces, la suma pesada de clichés que componen al protagonista, hijo de una prostituta asesinada, delincuente en su juventud que se convierte en policía con la ayuda de Domingo Vivales un abogado que será una suerte de tutor muy cercano al Pepe Grillo del Pinocho de Disney.

         Me serviré de otro rodeo para sostener mi argumentación.

En el género policial la tensión entre el crimen/enigma y la investigación/develamiento se vinculan en la instancia de un juego, por lo tanto de un conjunto reglado de codificaciones; la configuración genérica es reconocible porque es portadora tanto de un alto grado de redundancia como de variantes de desorden entrópico, lo que le otorga a la resolución del enigma planteado un amplio margen de incertidumbre, por la aleatoriedad de las series en las que puede derivarse.

De lo que desprendo otro interrogante, ¿Javier Cercas se olvidó de sus ideas acerca de la ambigüedad al escribir Terra Alta? Porque  en su ensayo El punto ciego busca esos espacios de ambigüedad en las grandes obras a partir de los que se despliegan la diseminación de sentidos, contradictoriamente en su novela todo es literal, no hay indirectas ni enmascaramientos; el lector, a poco de aparecer en el relato Salom, el compañero de Melchor, es puesto al corriente de una serie de indicios que lo hacen cómplice del yerno de las víctimas; si no hay variaciones con el responsable de los crímenes tampoco lo habrá con Salom, no hay incertidumbre ni sorpresa: la verdad no está al final de la espera, está mucho antes. En la última parte de la novela a pesar de que la trama ha expuesto sus entretelas, Cercas recurre a un deus ex machina, esto es literal, el mafioso mexicano que colabora con Melchor Marín aparece como traído por una grúa mecánica a la historia de igual modo que en el teatro griego.

Tampoco ha habido cuidado en detalles muy gruesos, en la página 117 se dice: “Fue a mediados de 2017…”, en relación con la búsqueda que hace de los asesinos de su madre en Barcelona, pero a páginas 146, dice “aunque no nació en Terra Alta, lleva cuatro años viviendo allí”…, las alusiones al referéndum independentista en Cataluña y otras evidencias sitúan la novela en el presente de la edición, no en el 2021. Asimismo la escena en la cárcel en la que asiste un escritor que es puesto en ridículo por un preso, llamado “casualmente” el Francés que le sugiere al protagonista que lea “casualmente” Los miserables, lleva el registro cursi a grado insoportable, porque satura toda alternativa de significación.

         Así arribo al último interrogante: ¿no habrá que cambiar de carátula del crimen en el que se centra esta novela?

Se me ocurren dos respuestas, la primera es que de homicidios se debería pasar a defraudaciones y estafas. Aquí las víctimas no son los Adell, sino los lectores

La otra se vincula con un aforismo que alguna vez profirió un personaje muy vinculado a los asuntos policiales fuera de la literatura, Alfredo Yabrán dijo “El poder es tener impunidad”, lo que quizás responde al primer interrogante acerca de la duda de si los jurados habían leído Terra Alta. Dicho en relación con la editorial y sus apócrifos.

 





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Literatura latinoamericana

    Escritor y crítico literario. Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha dictado cursos de posgrado en Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia. Ha participado del Consejo Editorial de numerosas revistas académicas y literarias. Dirigió Metaliteratura revista desde 1998. Entre sus libros publicados están Lectura (h)errada con Jacques Derrida. Escritura y desconstrucción (1995); La ficción. Un caso de sonambulismo teórico (1998); El lector apócrifo (1998); Sostiene Tabucchi (1999); Onetti/La fundación imaginada (2003); De la literatura y los restos (2009); Derrida y Fusilados al amanecer (2010); El otro Joyce (2011). Ha dirigido el volumen dedicado a Macedonio Fernández en La Historia Crítica de la Literatura Argentina (2007), y la edición crítica de Operación Masacre seguido de La campaña periodística (2009). Algunos de sus libros han sido traducidos al portugués y al italiano. Sus últimos libros se consiguen en Amazon, algunos títulos: El Pozo de Funes >a href="https://www.amazon.com/-/es/Roberto-Ferro-ebook/dp/B07SWQWRZ2/ref=sr_1_3?__mk_es_US=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=3UJ4MGASQLNTU&dib=eyJ2IjoiMSJ9.Iv_EN4Wj8EzsiKSVbsYrz7dOTpi2q6xfnr2EuAyPtI3BNzELqX3GwEgNCYJTs02OW2bnbQA0N7UF06QR0ocX0t_cAdWdR-FPBYOJJq1csP6Lf10Yhp_9wzuJv-4jbiNOjYGUqy19g-RxVVFNwXKErzm82ci0PjVhXlpBjnY5xjiZ_TSudP5gbQ3SUdSWK2OGZ1LMJ0DEY0UfwxI0fGLqhtJRBuFTyqmLi3pCEUGK9YA.3sCFUcy9FuaEQF0sjzyYNl-4u6Rc8XugzvU9hDwLHUc&dib_tag=se&keywords=Roberto+Ferro&qid=1732289041&sprefix=roberto+ferro%2Caps%2C273&sr=8-3">Desde aquella ventana Todo viene del pasado Y tendrá tus ojos Fuera de foco Entre otros. Roberto Ferro ha publicado 40 libros entre crítica, novelas, poesía, ensayos.

DESTACADOS

El amor en un monstruo de dios de Luciana De Luca

En esta interesante novela se navega entre los intersticios de los sentidos. Primero llegan las moscas, desde la perspectiva del libro de Sartre, sobre el efecto de lo individual y lo colectivo que C.G Jung denomina proceso de individuación o autorrealización, considerados arquetípicos; las moscas, metáfora de conflictos bajo fuerzas incomprensibles que se hacen visibles en la presencia del insecto, zumbidos, olores, presencias mínimas que saturan el texto de síntomas de opresión; la narración transcurre en todo orden, vivos, muertos, actos, una pulpa densa en la que se construye un vivir.

 

PERSONAJES

El corazón es habitar la experiencia y el ritmo

Pasquale Mesolella, I giorni della pandemia. Prato: Pentalinea, 2024.

 

[Este es tal vez uno de los libros más emocionantes en la obra de Pasquale Mesolella (Teano, 1949). Va dedicado a “tutte le persone, note e ignote, conosciute e sconosciute, vittime inermi ed innocenti del covid o della guerra ucraina”. A simple vista, puedo decir que se ve a un poeta desprovisto de artilugios del lenguaje y que consagra la escritura como si su mano fuese un sello de lacre. Un poeta que se ha convertido en un reportero de un tiempo álgido que no está tan lejos y que continúa a hacernos eco. Los primeros textos de esta colección corresponden a enero de 2019 y los últimos, como el prólogo, se remontan a septiembre de 2023]

 

DRAMATURGIA

Las Bingueras de Eurípides de Ana López Segovia por Ana Abregú

Suerte, risas y mucho bingo. ¡Prepárense para gritar '¡Bingo!'! La emoción del dabber.

[Lema popular]

 

Divertida propuesta que remite a diversos estilos teatrales, así como referentes eclécticos.

Dionisia –Mar Bell Vazquez–, mito griego, baja a la tierra; y como el primigenio, se aboca a remover la estructura social conmoviendo la forma tradicional de subyugación de mujeres. Dionisio toma cuerpo de mujer para acompañar el proceso de empoderamiento. Eco entre formatos que se extienden entre géneros de humor basado en la expresividad corporal y diálogo punzante.

(Foto tomada de Internet)

Mi novia del futuro de Anto Van Ysseldyk por Ana Abregú

«¡Como si se pudiera matar el tiempo sin herir a la eternidad!».

(Henry David Thoreau)

 

El viaje en el tiempo es un tópico complejo, sobre todo durante una obra teatral, donde la comparación entre temporalidad se debe resolver en un espacio reducido. Esta situación se metaforiza en un escenario con elementos de luz y desplazamientos en espiral, haciendo y deshaciendo el tiempo en el espacio, tal como se define el tiempo mismo, una tela, una autopista peraltada.

 

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